906 - DISCUTIENDO CON ALTURA (Parte 2 de 2)

La conversación, vía facebook, continuó de un modo respetuoso sin  agravios que nada aportarían.

Realmente así da gusto cambiar opiniones, no hace falta coincidir en mucho o en poco, alcanza con escuchar al otro y no sentirse poseedores de la Verdad revelada.

Nos dijeron:

Perdón quisiera encontrar palabras amorosas para expresar lo que pienso, pero... Siento que si Jesús estuviera en carne y hueso aquí, presente entre nosotros; con lo que ya conocemos de Él -su promesa de Resurrección y todo- ¿cuál sería tu postura? ¿cuál sería la mía? y los divorciados, ¿se habrían vuelto a casar?

Como sea, todo se reduce a falta de fe; ¿sino por qué decimos que Su Santidad es nuestro Jesús en la tierra y luego queremos que ponga las normas como nos plazca....?

Espero en el Señor que todo se resuelva en paz, y esta no se transforme en una discusión como las que ya conocemos se presentaron frente al 'matrimonio' gay, el aborto y la eutanasia.

Contestamos:

Poner en palabras los sentimientos a veces no es tan sencillo, cien frases caen bien y una palabra no es entendida y se acabó, pues no te preocupes por encontrar lo adecuado y menos lo amoroso, nos alcanza con tu respeto al tratar el tema y eso ya es mucho.

Si Jesús, en carne y hueso, estuviera entre nosotros seguramente pasarían cosas, tal como sucedieron en su tiempo, ¿acaso no fue Pedro quien lo negó tres veces? ¿Acaso Tomás no dudó al verlo?

Por lo tanto no es demasiado trascendente si los divorciados volverían a unirse en un nuevo intento por ser felices, quizás podríamos imaginarán otras cosas, tal vez las que nuestros Obispos se cuestionarán en el Sínodo.

Algunas veces nos preguntamos si el ÚNICO impedimento para el acceso a los Sacramentos pasa por la sexualidad ¿Qué lugar se le reserva a las otras cuestiones?

Quizás nuestros Padres Sinodales encuentren un camino para aliviar tanto embrollo, alcanzaría con que emergiera una Pastoral global, abierta, moderna, incluyente, acogedora, hospitalaria, aggiornada y fundamentalmente misericordiosa. 

Con eso ya tendríamos bastante, el resto vendrá por añadidura.