Sin pretender erigirnos en autores
intelectuales del reclamo del voto nominal en el próximo Sínodo de Obispos
(aunque a decir verdad, no lo copiamos de nadie ni nunca vimos que nadie lo
impulsara) no podemos negar la satisfacción por la acogida recibida por el
pedido impulsado.
Para los sectores tradicionalistas,
quienes acompañen las propuestas progresistas serán motivo de vergüenza y
defraudación y para los que esperamos que emerja una Pastoral moderna,
incluyente, realista, hospitalaria, acogedora, aggiornada y fundamentalmente
misericordiosa, quienes nos hagan esperar hasta otro Sínodo serán tres cuartos
de lo mismo.
Por eso, tanto los unos como los
otros tenemos derecho a saber como piensan quienes nos guían, sin que eso
merezca
ni la hoguera ni el Altar, es simplemente un derecho y un compromiso
que muchos Obispos ya han comenzado a manifestar en uno o en otro sentido y más
allá de algunos pequeños cortocircuitos nada terrible ha sucedido.
Por eso reiteramos el pedido: En
el próximo Sínodo de Obispos cuando se trate la problemática de los católicos divorciados
en nueva unión: VOTACION NOMINAL.
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